2/5/15

Argentina: La cultura del despojo



La oligarquía no acepta pueblos propietarios
Por: Fernando Buen Abad Domínguez
En una de sus muy ingratas batallas contra la “cultura del despojo” Argentina enfrenta esa paradoja retorcida en la que el dueño verdadero de todo no termina de sacudirse a una oligarquía rancia empeñada en tratarlo como visitante en su propia tierra, en su propia casa y en su propia cabeza. O dicho de otro modo, la víctima del despojo ha sido educada para entregarlo todo a punta de sangre e ideología chatarra; a punta de violencia bancaria y desamparo político; a punta de recortes presupuestales, “lecops”, “patacones” y helicópteros modelo 2001, escapando entre las llamas de las luchas en las calles. Pueblo saqueado a punta de bayonetas televisivas y monopolios mediáticos golpistas. El neoliberalismo rabioso.

Toda la derecha argentina se dispone a disfrazarse de “buena onda”, con globos y bailes cumbiancheros, sin importar en cuánto ensanchen los márgenes de lo patético y lo ridículo, para hacerle creer a todo un pueblo que se acabó la fiesta del “populismo”, que es hora de devolverlo todo, “devolver lo que no es suyo” y que (en “buena onda”) mantendrían algunas concesiones luego de restaurar el reino de las privatizaciones que ha sido mancillado por las estatizaciones y las intervenciones de un “poder popular” al que la burguesía llama “relato” y al cual –dicen ellos- se le acabaron los tiempos.

A mañana, tarde y noche los ventrílocuos del monopolio Clarín (y sus secuaces) se desgañitan con la cantaleta del “final de partida” como recurso histriónico para hacer invisible el verdadero plan oligarca que es demoler sin compasión todo lo logrado por los trabajadores en los años recientes de la “década ganada”. De las miradas turbias y las palabras ponzoñosas de los “chirolitas” Clarín, escurre el tufo fétido del odio de clase que anhela venganza de urnas para el asesinato de las victorias populares. Sienten que son la vanguardia espiritual del sur que recoge el alma del golpismo continental y por eso se reúnen con Uribe, con Aznar, con Felipe González, con Capriles… y desde luego con Vargas Llosa y jaurías similares.

El sueño burgués de máxima es (además de recuperar lo “perdido”) dar un ejemplo correctivo a toda esa generación que se atrevió a pensar un mundo distinto. Una reprimenda y un castigo ejemplar en la “plaza pública” al que decidió que el agua es suya y no de las empresas francesas que la tenían privatizada. Castigo al que sintió suyos los trenes, al que sintió como propias las jubilaciones, los servicios médicos y la educación. Reprimenda enérgica al que pensó en democratizar la comunicación. Castigo sin clemencia al que pensó que la justicia no puede, ni debe, seguir siendo arma de oligarcas para “disciplinar” a los pueblos. Sanción y purga al que anheló un continente integrado, liberado de los yanquis, de las deudas con el FMI y dispuesto a mirarse como hermanos en el rostro de los pueblos hermanos de Latinoamérica y de todo el mundo.

El odio burgués se ha maquillado de fiesta democrática. Anda colorido y escandaloso rellenando páginas de diarios y televisoras con su palabrería vacía. Andan en “buena onda”, no quieren conflictos, rehúyen los debates y se exhiben como “hermanas de la caridad” reconciliadores y serenos (así lo mandan los cánones de las agencias de imagen Durán Barba, contratadas ex profeso) lo que se dice “buena onda” para la foto. Todo mientras llegan las fechas de los votos. Mientras tanto se reúnen y se reparten la estrategia del “rescate”. ¿Quién se quedará con las jubilaciones? ¿Quién se quedará con YPF la petrolera nacional? ¿Quién le meterá mano de nuevo a los ferrocarriles? ¿Quién regenteará al Banco Nación? ¿A quien de darán los negociados en salud, educación y vivienda? ¿Cómo se arreglarán con el “narco”, con los jueces, con las mafias policiales y de seguridad privada? ¿Quién gerenciará la compra-venta de las “cámaras de seguridad” que todos prometen como solución mágica al crimen organizado? Claro que de eso no hablan cuando hablan por la tele.

Por ahora ya asoma la oligarquía un “plan de trabajo” que descargará en sus lebreles de “la política” para que deroguen todo lo que deba ser derogado por el sólo hecho de contener alguna idea de justicia social. Por ejemplo la “asignación universal por hijo”, los controles cambiarios y los grandes logros históricos en materia de Derechos Humanos. Derogar la cárcel a los dictadores y las indagatorias sobre empresas cómplices… sin hablar de convenios para el desarrollo de infraestructura e industria.

Los logros de la “Década Ganada” ni son perfectos ni son suficientes. Una larga lista de tareas de profundización está sobre la mesas y está en juego la oportunidad de cumplir con semejantes tareas sin dilaciones y sin algunos de los pretextos que han sido odiosos para propios y para extraños. El modelo propuesto por el gobierno actual no resuelve la derrota del capitalismo, está lejos de eso, pero ha dignificado a sectores de la clase trabajadora que unos nunca habían conocido y otros en décadas no pudieron recuperar tras el infierno de las dictaduras con asesinatos flagrantes de todo tipo incluso a la libertad y a la democracia.

Uno no debe anestesiarse con los perfumes del “posibilismo” ni del “mal menor” tal como lo dibuja –incluso- la oligarquía. La justicia social es impensable bajo el capitalismo pero eso no habilita a separarse del debate político y la movilización de la clase trabajadora en defensa de sus logros, estén en el estado provisional en que estén, para defenderlos hombro con hombro en la situación actual de sus luchas. Especialmente en esa lucha en la que los pueblos, que deben ser dueños de todo, viven los estragos de una guerra psicológica e ideológica que quiere convencerlos de entregar o “devolver” mansamente toda riqueza  a una oligarquía, como la argentina, depredadora, criminal e insaciable.

Es urgente derrotar el plan mediático burgués inspirado en tatuarnos su moral de esclavos felices de enriquecer al amo y felices de recibir todos los azotes… siempre agradecidos y convencidos de merecerlos. Devolver la “Década Ganada”. ¿Por quién votás?

Publicado originalmente en:  Rebelión/Universidad de la Filosofía
http://universidaddelafilosofia.blogspot.com.ar/

Los Wayuu colombianos mueren de hambre y sed


Exterminan en silencio a la mayor nación indígena de Colombia por explotación del carbón y privatización de sus acuíferos

Como los medios de comunicación corporativos tienen sus prioridades informativas bien definidas y orientadas, especialmente contra Cuba, Venezuela u otros países que no se subordinan a Occidente; usted no sabrá que la nación indígena Wayúu [1], la mayor de Colombia, se muere de hambre y sed porque el río madre de la región donde radican fue represado y su agua privatizada para el servicio de la industria agrícola y la explotación de la mina de carbón -a cielo abierto- más grande del mundo. Por esa misma razón, ignorará, seguramente, la denuncia que esta comunidad ha presentado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos -CIDH-, de la OEA, con sede en Washington, por la violación de sus derechos vitales fundamentales.

Los datos que existen del crimen que se comete contra la etnia Wayúu no son precisos, informa la web las dos orillas.com. Según esta fuente, en el extenso territorio que ocupan en el extremo Norte del país sudamericano, la nación de origen prehispánico carece de controles y presencia estatal colombiana. En cualquier caso, según Armando Valbuena, autoridad tradicional Wayúu, unos 14 mil niños de la etnia han muerto de inanición y la mortandad no se detiene.

A todo esto hay que agregar que la escasa ayuda que el gobierno colombiano los Wayúu no llega a los indígenas. El caso del Programa de Alimentación y Nutrición, en el que se invierten más 15 millones de dólarez, es un ejemplo. Buena parte de ese dinero – denuncian los voceros de Wayúu Armando Valbuena y Javier Rojas Uriana– se queda en redes de corrupción y termina siendo utilizado en las campañas políticas para la compra de votos. Téngase en cuenta, además, que La Guajira posee una población de 500 mil habitantes y ha recibido, durante los últimos 20 años, más de mil millones de dólares por la extracción de sus recursos naturales (carbón y gas), además del dinero que le corresponde cada año del presupuesto nacional. Pero ese dinero es robado por la corrupción que domina las administraciones públicas locales.

En medio de ese panorama, en febrero de este año cinco autoridades tradicionales indígenas, a través de su representante legal Javier Rojas Uriana, solicitaban a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que dictase medidas cautelares urgentes que les permitan recuperar el uso del único río que poseen para detener la actual mortandad por inanición de niños y adultos mayores. La acción pretende que el organismo interamericano ordene la apertura inmediata de las compuertas que restringen el paso del agua del río Ranchería, que es acumulada en la represa El Cercado.

Según la abogada Sáchica Moreno, del Consultorio Jurídico de la Universidad de Bogotá, el agua del río, un bien público, fue privatizado y la primera consecuencia de ello es el proceso de exterminio en que se encuentra esta etnia colombiana, sumida en la miseria y el abandono.

La cruda realidad para estos seres humanos es que la mayor parte del río quedó completamente seco, pues su caudal hoy está destinado exclusivamente a grandes haciendas del sur de La Guajira y a las operaciones industriales de las minas de carbón de Cerrejón.

De acuerdo a la solicitud presentada ante la CIDH, la legislación internacional y nacional, y a estudios de la Defensoría del Pueblo y la Contraloría General de la República de Colombia, los primeros destinatarios del agua deben ser siemprelos seres humanos. Solamente después de que ellos la tengan garantizada a satisfacción, los excedentes que resulten pueden ser usados en menesteres agrícolas, industriales y otros.

Por otra parte, además de pedir la apertura inmediata de las compuertas de la represa para que el agua llegue cuanto antes a los indígenas, se pide que se ordene suspender de manera inmediata las tomas de agua de La Guajira que Cerrejón obtiene de otras fuentes públicas distintas al río, principalmente subterráneas, hasta que una evaluación técnica idónea e imparcial determine si, después de abastecer satisfactoriamente a los seres humanos en la región, quedan excedentes de agua para destinarlos a la agricultura a gran escala y a la explotación de las minas.

Finalmente, del conjunto de pruebas judiciales que serán presentadas a la Comisión se destaca el documental inédito que acaba de terminar el periodista colombiano Gonzalo Guillén, “El río que se robaron”, donde se testimonian los hechos denunciados a través de imágenes sobrecogedoras de La Guajira y declaraciones de los protagonistas.

[1] El Nobel de literatura colombiano Gabriel García Márquez tuvo linaje Wayúu por parte de madre y la influencia de esa cultura está presente en una buena parte de su obra.

Publicado por cric-colombia.org
Originalmente en : Canarias-Semanal-org - http://www.aporrea.org/ddhh/n269375.html